Moscú, ¡ciudad de contrastes!
Ciclópeas figuras invaden las plazas y los parques,
todas en movimiento, todas recordando
la valentía de un pueblo
que hizo frente a la barbarie
de dos grandes invasiones.
Hombres, mujeres y niños
todos juntos, mano a mano
supieron defender su tierra
con esa sangre de cosacos,
con su sangre de eslavos
y ahora esas esculturas llenas de vida
sienten que todo su sacrificio
no fue nada en vano.
Millones de muertos permanecen en el recuerdo
en fuentes que son lágrimas por el día;
pero en sangre, por la noche se convierten.