Hoy no me detendré,
te amaré sin contemplaciones y sin miramientos.
Me aferraré a ti y agarraré tu cintura,
Y con delicadeza te quitaré tu vestido.
Besaré tu cara y te daré la cura, de este ardiente amor prohibido.
Curaré tus penas, sanaré tus heridas, absorberé tu dolor.
Haré de ti mi amada y te daré mi calor.
Y cuando pienses en la madrugada;
que ya no estoy o que ya me he ido; te susurraré al oído:
¡Que te amo y que te quiero! ¡Que en ti pienso y que sin ti me muero!
Que en ti me he perdido y que no deseo más ojos que los que me miran con deseo.
Y deseo lo que tú deseas,
y sé que tú me deseas y sé que yo te deseo.
Así que, amémonos fuertemente y abracémonos con holgura.
y sin dar tregua; dejemos que el calor ardiente nos consuma.
Y nos deje ciegos cual aroma y sabor a café molido.
despertemos este amor dormido,
palpando nuestro cuerpos y uniéndolos con nuestros 5 sentidos.