Mirar atrás es morir un poco,
regresar a las fuentes,
desandar camino.
Mirar atrás es temer que el tiempo te supere,
que la vida te alcance,
que la muerte te siga.
El ayer ya no existe, quizás no existió nunca
es tan solo el montaje
de un censor implacable
que censura tijera en mano
cuanto no le interesa que trascienda,
que se sepa, que conste en acta.
Los recuerdos son fatuos y escurridizos,
guiones enmendados y falaces
que acaban engañando
a quien quiso engañarlos.
Son como el humo de ese cigarro
que se consume lentamente
sin que nadie lo fume,
volutas que se pierden en el vacío
apestando la ropa
y arrasando los ojos.
Es mejor aplastar la colilla
Y salir a la vida a buscar aires nuevos
a afrontar un futuro que será pretérito imperfecto
antes de que puedas ventilar la estancia.