Ben-.

Becerro de oro-.

Como se deja la vida,

simplemente, a trozos

o fragmentos. Así también

te alejas sin cuidado y sin

altivas pretensiones, dedicando

exclusivamente un espacio

a tus desalojados pensamientos.

Pues son éstos y no aquellos,

los ríos que van a parar a la muerte.

Desechos sin trascendencia, olvidos

sin descuido, memorias ya deshechas,

por el afán del ruido o del silencio.

Y entre las ciudades, paseando,

sin voluntad, ni ganas, derribas

pasados mitos y antiguas certezas:

no hay becerro de oro que sustituya

a tus dioses muertos.

 

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