Volaban las palomas henchidas de viento.
El aire caliente abraza sus cuerpos y
las aves cruzaban su trozo de cielo
entre sus nostalgias y sus pensamientos.
Van a los sembrados, buscan su sustento.
El sol del verano las cubre de fuego,
y entre las ramas del olivo viejo
descansan apenas por breves momentos.
No perder su ruta es su ley de vida.
¿Dónde está el arroyo, dónde el comedero...?
¿Dónde refugiarse del ave cetrero
que emboscado aguarda el regreso?.
En los sembrados... unos granos de trigo,
de avena, o centeno alimentan sus cuerpos.
Ya llega la tarde...el día va muriendo.
Las visita el sueño y el peligro cierto.
A pesar de todo...las aves arrancan su vuelo.
Arrancan hacia su descanso..
Arrancan hacia la seguridad que
les da las ramas del olivo viejo.
Esa es su rutina...esos son sus sueños.
Así me lo contaron...así yo os lo cuento...
Y mientras tanto, mientras atardecía,
volaban las palomas henchidas de viento.
J.C.