Tal vez sea verdad,
tal vez ya sea un hecho.
Que cuando paso por las calles
las personas se dan la vuelta
para susurrar a sus acompañantes:
\"Ahí va, la soledad
reencarnada en persona\".
Y tal vez sea verdad
que la soledad forjó un lecho
en mí pecho,
porque la siento,
debajo de la piel,
debajo de los huesos,
la siento en el fondo del pecho.
Y se que ella me puede ver,
con sus ojos rojos,
con su cuerpo amorfo,
estoy en su mira.