Ya te estoy echando de menos, Madrid.
Siento mucho más viva la añoranza
cuando comienzo a perder la esperanza
de alargar, otro poco, mi estancia en ti.
Escultores: ¡Sus rincones esculpid!
En mi mente recreo tu semblanza
y siento que me alcanza una asechanza
que pregona a mis recuerdos: ¡Persistid!
Te conozco en un simple fotograma
sin importar cuál fuera su ubicación;
apareces cuando aún estoy en la cama,
solo, en alguna lejana habitación;
y, cuando vuelvo a verte ya cercana,
de descanso –en casa– tengo la sensación.