Carlos Dallatorre

Eco


Su lágrima peregrina aprendió a volar, como vuelan las aves desde un risco al vacío, con el único fin de atravesar los muros que los guardianes construyeron para no dejarle pasar//

¡Pobre lágrima! 
En su intento  ha deshidratado su cuerpo y solo quedo un manchón espectral de su existencia/
Su corazón dejó de latir//

A veces, se escucha a lo lejos el eco de su gemir, ese que dejó impregnado en el aire cuando aún aprendía a volar, justo antes de morir.

Managua, 08/01/2022
Carlos José Dallatorre A.
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