Pasarán los días y la vida.
Las noches y los sueños.
Pasará la gente, las palabras.
Los estados de ánimo,
las alegrías, las tristezas.
Y como a través de un cristal
de una ventana empañada por la lluvia del otoño,
quedará tu imagen detenida.
Quedará tu mirada, tu luz y tus mohines.
La ternura de tus besos,
el dulce infierno de tu piel encendida a pleno
prendiéndome fuego, quemando la piel, el alma y el deseo.
incendiando el tiempo y la distancia.
Y estarás así, detenida y eterna
Inquieta y dulce.
Inmensa en tu amor
inevitable.
Viniste para quedarte para siempre, en mi mente y en mis sueños.
Y allí te guardo, allí te quedas.
Mi dulce amor, mi amiga fiel, mi compañera.
Pasará la vida, los días con sus noches, las horas vanas.
Sólo de una cosa estoy seguro:
Tu imagen permanecerá intacta, perenne y eterna,
así como estas hoy:
hermosa y rebelde,
Inabarcablemente compleja,
y tan sensiblemente simple,
mía por instantes y tan confusamente ajena para siempre …