Cuando llegue el mañana
me encontrará envuelto en mis orines,
apestando al hedor del sufrimiento
que emanan mis heridas.
Me arrastraré en silencio
y tomaré el camino hacia el infierno
vomitando recuerdos,
vaciando el crisol de mi pasado
de luces y de sueños,
con la espada en la mano
buscando a satanás y a su cortejo,
de dioses y profetas,
escupirles mi odio ante sus cuernos
y segarles el cuello.