Vieja lámpara de aceite,
antigua, desvencijada...
Inútil como aquella Higuera Infértil...
No iluminás las Almas
que se aquietan entre un Mar agitado.
Te unís Entrañable
como la Noche que furtiva
por veces, me aplasta, me Calcina...
Apagás mis ojos débiles
de Mirada en lo Infinito
y en la Sutileza de los azules
del cedro de mi Calle....
Resignada estás...
Buscás a tientas, a Oscuras
aquel Espacio sin Límites
y Voces indescifrables
e indeciblemente suaves....
Roncas...
Entrañables...
que musitan el Grito Apagado
que se esconde en mi Alma....
Iluminá mi Presente,
Vieja lámpara...
Iluminá la sala desordenada
de mi albergue
Sucio, Mutilado....
Muros de Piedra Gris,
Planos o rugosos,
o de líneas Perfectamente Lisas.
Desafiarán los Siglos
sin Celo
ni Envidias....
Vieja Lámpara de Aceite,
llevame ya al Estío
a la Puesta de de Sol
al Camino blanco...
(Patricia)