Agua que se lleva el río
en su continuo mudar,
son esperanzas perdidas
que se abortan en el mar.
Sentado sobre la orilla
no puedo evitar su paso,
y me sumo en la tristeza
que se convierte en ocaso.
Tras de ello llega la noche
arrastrando toda luz,
y mis penas se encadenan
en el mástil de una cruz.
Jorge Horacio Richino
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