Raiza N. Jiménez E.

En Primavera. -

Te vi, Justo en esta gris tarde de invierno.

Había frío y el rubor cálido de mis mejillas

quemaba, sentí el calor y salté del infierno.

Como niña cautiva te veía desde las rejillas.

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Despertaba a mis ensueños, abriéndolas.

Huía de mi madre que todo lo controlaba.

Veloz, al oír tus pasos, tenía que cerrarlas.

En las tardes, tu conocida marcha, velaba.

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Invadida por las fragancias crecía mi ilusión.

Es que llegó la primavera con gratos olores.

No tuve excusas, el olor exaltaba mi pasión.

Mi triste vida se tiñó de fragancias y colores.

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El día llegó de abrir de nuevo el gris cerrojo,

y elegí ese día, un lindo y muy floreado traje.

Me prometí abrir la ventana para ver tus ojos.

Grave fue mi rubor y solo pude mirar el paisaje.

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¡El amor es como una flor silvestre, sin más brota.       

No se sabe cómo nace, ya que es una flor ignota!