Mujer hermosa,
altiva y orgullosa.
reina gallarda, sin
infamia, ni pretensión.
Alegras el tiempo,
anticipas su paso,
levas las anclas de
este corazón, que cuál
xilópalo, rígido como piedra, también
añora tú presencia y se
nutre del recuerdo de tu imagen.
Dueña de mis pensamientos, que
raudos y estrepitosos
acuden en mis momentos serenos a
nutrir más, mi estima y admiración, por
usted, encantadora y sensual
ñiña rubia hermosa, que
es mi gozo y mi desdicha.
Sueño profundo y cándido.