Tu olvido me gusta, porque no me
inspira un verso bonito. Hasta las
hojas de mi cuaderno las guardo
en el pasado; que de tanto escribirte,
no me acuerdo de aquellos; y tu amor
ya tiene dueño. Que alegre estoy, porque
me encanta tu olvido, hasta
mi Dios no me da ese sueño contigo
y eso me alegra.