Golpe de mar

Tafonis

 

La sal contra la piedra,

abrazada en su gota de agua.

 

Arrancada por una ráfaga de gases iracundos, de la masa madre.

Dolor, llanto, resquemor, venganza.

 

Llega la calma.

Reposo, sol que calienta la esperanza.

 

Sufrido el daño, horadados como a cincel mal usado, quedan cicatrices en la piel de la estructura, poros que transmutan a balazos.

 

A fin de cuentas, sólo quedará el arma del crimen, sal cristalizada.

 

La misma que se desborda por tus ojos.