Leeme los labios, léeme la mirada
e intenta descifrarme.
deshace en la arena fina el ideal de tus miedos
y con ella esculpí una figura; inventame.
Desperta del sueño a tu conciencia
en el canto de un canario,
y adormecete en la profundidad de las olas
mientras estudias mi léxico en glosario.
Temele a la indiferencia
que hace eco en mi silencio.
sin embargo, no calles nunca
solo así he de saber sobre tu tedio.
No escapes de mis desesperos
entre gritos ahogados;
no dejes tu taza en la mitad
ni enfríes el amargo café que sostengo en mis manos.
Tampoco maldigas a las difuntas estrellas
de esta noche cautelosa y dispar,
porque he de contemplar cómo te vas
aunque nunca me hayas visto llegar.