En el silencio en que bogo
sobre nostalgia de amor,
inmenso mar de obsesión,
de fatuos sueños ya rotos;
aquella luz de tus ojos,
tibios rayitos de sol,
la dulzura que dejó
ese bermejo tesoro;
son los únicos sustentos
que me ayudan a seguir
por este inmenso desierto;
hoy sería un hombre feliz,
si al escuchar mis lamentos
me dieras, por fin, el sí...