El boli azul
que tú me regalaste
se ha terminado.
Recuerdo el día,
la tarde tan preciosa
y aquel regalo.
Tú me dijiste
que fuera, en mis escritos,
su inspiración.
Y así surgieron
las letras y palabras
desde su tinta.
Grises romances,
poemas indiscretos
y algún relato.
Pero la vida
nacía en cada rasgo
con pulso firme.
Era tu imagen
surgiendo y perfilada
hasta el cuaderno
Viví tus ojos
el brillo de tus labios
y tu sonrisa.
Y te besé,
por medio de mis letras
y de tu boli.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/11/21