Duele lo que tocas,
duele lo que miras,
duele lo que entiendes,
duelen tus manos expertas, duele tu boca hábil, duele tu mirada convincente.
Duele lo que mientes y la seguridad con la que lo defiendes,
duele lo que sabes y pese a ello apuntas a la herida.
Duele lo que callas,
duele lo que insinúas,
duele lo que harías, pero duele más lo que yo no haría.
Duele, duele lo que te quería.