Envidia, la de las estrellas. Al ver el brillo y la amplitud de tu sonrisa y sus destellos.
Celos, los de la luna, al ver tu desnudez radiantemente blanca, tu luz opacando su luz.
Desesperación del mar. Al ver tus ojos más azules, más profundos, más agitados que sus olas en la tempestad.
Mientras te meces en mi cuerpo y con tu boca bebes de mi alma, Laura