Iván González Martínez

Asta, cielo, trono,

Nada más alto que tu destello

Y tu rostro, indiscutible y bello,

Para admirarlo, en mi ventana me asomo.


Ínfulas de grandeza

Exhiben las de morfología osada,

Las de la oración manchada

Con errores y torpezas.


Pero por dentro y por fuera

Entonces llegaste tú

Y me pregunto:

¿Acaso en el mundo hay más virtud

Que curvas en tus caderas?

¿Acaso el cielo en las praderas

Será tu piel a contraluz?

¿Y acaso un volcán de luz

Te opacaría en primavera?