Gelzaros

INMACULADA FUGACIDAD

 

Tenerte, supe que era una quimera;

como si mi sombra quisiera pisar,

al comprender que todo habría de acabar,

dejé que el gozo de ti me afligiera.

 

Sentí como la locura te altera

cuando sigues empeñado en desear

aquello que ya se comienza a escapar

viendo que la distancia se acelera.

 

Y eso que fue un amor correspondido,

pero no más que un instante en la eternidad,

que no lo pudo alargar ni cupido,

 

y nos explotó, con tal intensidad,

que introdujo un inconsolable aullido

en el silencio de nuestra soledad.