Lourdes Aguilar

LA GENTE REIA Y BAILABA

Entre esa multitud despreocupada 

Meneándose al compás de ciertos ritmos 

Vaga esa mirada mía,  

melancólica de tanto pensamiento que la empaña 

 

Esa gente, tan ajena al resto que le circunda 

Ajena al cansancio, a las penas y desgracias de los otros 

Ajena a las alegrías, las plegarias y la paz de muy pocos 

Aflicciones y plegarias, bendiciones y suspiros 

que el viento lleva serpenteando 

Sacudiendo faldas, soplando frentes 

Que envuelve a todos y ellos con su baile los esquivan  

Preguntan por un ausente, lloran por un muerto 

Claman por justicia, boca apasionada contando sus secretos 

Risa de infante que escucha embelecos de su madre 

 

Mas la gente, no conoce esas otras gentes 

Solo presta atención a su música, a su bebida y vestidura 

Sus corazones agitados piden alargar su diversión 

No escuchan otros latidos ni penetrar en otras mentes 

 

Vaga la mirada mía, vaga mi silencio 

Mis pies no reconocen esos ritmos 

Mi mente se entrelaza con las voces y los latidos 

Con ese viento que viene y me impregna  

Con esos otros que desde no se donde van pasando 

Y me estrujan sus penas, me exaltan sus alegrías 

 

Quisiera ser cometa, quisiera ser medusa 

Moverme graciosamente en el cielo 

Escribir sobre el blanco espacio de las nubes 

Decirle a todos que la bondad aún existe 

Tener un cuerpo transparente cuyas venas 

Como luces de neón refuljan en la negrura 

Iluminar esos recovecos olvidados 

 

Quisiera ser la odalisca que se contonea seductora 

Y su velo incite, y sus gasas ofrezcan el convite 

Perfume de ambrosía,  

Dibujar en otro cuerpo celosías 

 

Pero una voz soez y un aliento fermentado 

Me sobresalta y abruptamente caigo 

Pierdo el hilo y caigo 

Como plomo derretido caigo 

Entre esa gente que ríe y baila despreocupada