Oh! Padre nuestro que estás en los cielos
muéstranos tu gran poder celestial;
haznos ver que son grandes tus desvelos
con tu ejemplar presencia paternal.
Grandes males azotan a la Tierra
y a tus queridos hijos que la habitan;
ya que sentirse solos los aterra
pues tus hechos parece que dormitan.
Apúrate Señor, dando señales,
haciéndonos ver que te preocupas;
jugando por nosotros tus avales
que no somos del mundo sus okupas.
Logra al fin que un milagro nos asombre,
no queremos perder la fe en tu nombre.
Jorge Horacio Richino
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