Andan pidiendo al Redentor,
conociendo de su bondad,
que remedie todos los males
de la sufrida humanidad.
Le reclaman por la iglesia
que acumula tantas riquezas,
cuando Él solo predicaba
dar a todos con nobleza.
No le pidan a Jesús
devolver la pierna al amputado,
si las armas las inventó
el hombre por ser malvado.
No le pidan que le dé
techo al desplazado,
si el evangelio Él predicó
andando de lado a lado.
No le pidan que reparta el pan
que le sobra al acaudalado;
Él nos pide compartir,
y eso nunca lo hará el avaro.
Muchos se dicen pobres,
mas saben calmar su gula;
se sabe que los humanos
no solo el oro acumulan.
No le pidan a Jesús
que dé visión al invidente,
si todos se hacen los ciegos
cuando aquel pasa entre la gente.
No le pidan que reparta
lo que debe ser repartido,
si el gobernante se olvida
de quienes lo han elegido.
No le pidamos a Dios-Jesús
que acabe la maldad en el mundo;
Él nos dejó el mensaje,
pero no es un trotamundos.
Pues el hombre quizás no escucha
los mensajes del corazón,
mas al enseñarle oro y plata
usa muy bien... la razón.
xE.C.