Estuve a un segundo
un diminuto segundo que no ocupa
lugar entre el andén
y el aire que deja la locomotora
a su paso
Allí sentados en el salón
tú y yo
debatimos los pensamientos
que generan los porqués del amor
tú,excelsa como siempre
y yo,que decir,
escondiendo mi filosofía en el
cojin de lunares
donde siempre se pierden las
palomitas,
las que se salvan de su recorrido
vía esófago
sin nombrar los túneles que
omitiré
tan solo por el tacto de la
educación
nadie me libre,nadie se libre
de ese segundo
del maldito,bendito segundo
que siempre a los presentes nos
pasa.
Respirar,respirar,amar
y como no
comer palomitas,hasta la próxima
parada.