Sumidos en el tiempo nos vamos diluyendo, la piel se hace arrugas y nos hacemos prisioneros del cuerpo que apenas por azares nos tocó
Derroché el amor y los placeres, adoré a las buenas y malas mujeres, pero es el fin
Esta noche grito bajo este árbol frío y bajo esta luna sorda, que fui un niño obediente y bueno, porque viví hasta donde pude y morí cuando tocó