Hoy te vi besando una margarita.
Ahí batías tus alas marrones,
me clavaste tus ocelos mirones
y, ¡qué silencio de magia bendita!
Aún te recuerdo así tan bonita;
elegante, refinada y esos dones...
Tú como nadie, y tú con canciones,
mariposa volando y yo y mi cuita...
Aún te recuerdo entre el verde de hojas,
entre los pétalos blancos de flores.
Tú visitaste los campos de mi alma
donde corre el zumo de frutas rojas,
donde me han llorado tantos colores...
Yo te recuerdo, vuelo de mi calma.