Apreté mis manos,
para atrapar el agua plena de tu pecho,
la acerque a mi boca,
me quemo los labios,
inundo mi alma.
Como riachuelo cristalino refresco mi lengua
me devolvió a la vida,
resucite entre brumas,
como presintiendo lluvias nuevas,
imaginando lunas, añorando estrellas
Apreté mis manos
para hacerte mía como fluido eterno,
como agua dulce que nació inocente,
en la augusta cumbre, en la selva airosa,
para renacer cual planta, que moría a solas
en el suelo árido,
en la cruel sequía que dejó el olvido
Apreté mis manos, te sentía viva
descubrí el latido, lo guardé en mi pecho,
para revelar el aire fresco, que me dio el aliento
cuando en el camino encontré la huella,
que le dio sentido a mi renacimiento.
Apreté mis manos, apreté de nuevo
y olvide que el agua solo existe libre
en la nube inmensa o en el río ingenuo
en tu pecho de ángel
o en mi mano anciana
en mi boca seca
o en tu vientre húmedo
Apreté mis manos.
Las abrí de nuevo.
Las mire vacías.
Ya te habías ido
Apreté mis manos
y quede sin vida