Gelzaros

LA HUIDA

 

Brilla la calle que, un día, fue oscura,

cuando el Sol, para mí, no había salido

o en un borroso gris se había escindido,

al desvanecerse su desmesura–.

 

En mis sienes punzaba la tortura

de la ausencia del tiempo y del sentido,

donde las cosas se habían detenido,

agolpadas en amorfa espesura.

 

Me creí en un coma permanente

del que ya no despertaría la vida;

sudores me brotaban de la frente

 

y enturbiaban mi mirada perdida,

ya sin objetivo, ni referente,

que se marcharon tras de ti, en tu huida.