Que bonito es estudiar el amor,
Sin estar enamorado.
No digo no haberlo estado nunca,
Ni estarlo en un futuro,
Si no en este mismo instante.
Ser libre;
Y tú,
Con tus recuerdos,
Con tus heridas,
Con tus risas fugaces;
Poder danzar en el tiempo
Y comprender el amor,
Desde la distancia.
Poder leer a Platón,
Aristóteles,
O Victor Hugo,
Sin que te domine el dramatismo
De un amor presente;
Solo con evocaciones de vagos recuerdos,
Y vagos deseos futuros;
Con la tranquilidad de estar completo,
Pero en ti mismo.
Es desde ahí,
Desde dónde mejor se analiza,
Se comprende,
Y se ve,
El amor;
Mas no viviéndolo.
Igual que un sabio a punto de morir,
Ajeno a la vida,
Será capaz de acercarse mucho más a comprenderla,
Ajeno de toda pasión,
Y todo drama.
Ajena de ruido,
De dinamismo.