Te quiero en el ocaso
y en las noches de penumbra;
te quiero como el sol quiere a la luna
y que a escondidas la dibuja.
Te quiero en cada pequeño instante
y en el vestigio de tu existencia;
te quiero los segundos, los minutos y las horas,
y los días de promesas.
Te quiero en los silencios
y aún más cuando esto escribo;
te quiero al igual que la luz quiere a la sombra
y que en su acoplo proyectan cuerpos aguerridos.
Te quiero en las miradas perdidas
y también en el largo olvido;
te quiero como quiero que me quieras
y como a nadie he querido.