Abrazo tu existencia
en el letargo de un minuto,
en el hambre de tu ausencia,
y el aleteo fugaz de la vida
sobre los surcos del tiempo.
Soy presagio que palpita
en tu existencia azur,
en el tic tac de las horas,
en la brisa de la noche
y el rocío de las auroras.
Y aunque pasen mil silencios
sobre el pergamino del tiempo
mi alma te pertenece, te habita,
te ama y reclama,
porque nos reconocemos
desde un tiempo remoto,
y muestras auras se tocan
desde la eternidad.