Casi desnuda, el alma tenía
que su belleza pintaba,
y ante mis ojos asomaba
su faz de niña bonita.
Asentada sobre un auto
sus manos posaban
sobre el cielo...
y su sonrisa parecía
brillante como un lucero.
Vi cómo, color de nieve
un rayo de luz que asoma
blanco como su vestido
elegante como una rosa.
Miré sus finos labios
fue mi mal atrevimiento
y estalló en risa suave
más quería tenerlos.
Lindos y tiernos sus ojos
parecía una poesía grave
como un deseo concedido
que en mi pensar cabe.
Hermosa, blanca paloma
casi desnuda el alma tenía,
como fragancia de otoño
de la mujer que yo quería.