Con mi pluma por espada
voy entablando el combate;
llevo la sangre azulada,
con estoque doy remate.
En territorio apropiado
esbozando azul sendero,
voy en mi corcel alado
como raudo caballero.
Intento en dicha aventura
dejar lo mejor de mí,
enfrentando una locura
de pasión y frenesí.
Quedan huellas en el aire
de andar tirando estocadas;
que trazo en fino donaire,
de mi sentir germinadas.
Me sumerjo entre mil ríos
y mares bravos o en calma;
desengaños y amoríos,
cosas que surgen del alma.
Así y todo, no habrá gloria
pues cuesta lograr la meta:
¡Qué difícil la victoria
de conseguir ser poeta!
Jorge Horacio Richino
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