Ben-.

PirĂ¡mide social-.

Hay gente que se vuelve loca

por las compras, y no ve más allá

de las colas tempraneras, que se aglomeran

para adquirir la última prenda de moda.

Luego hay esa otra gente que se castiga

por no tener ni un duro a final de mes

y combate el frío con un solsticio de verano

pintado en la pared, así no se hielan.

Hay gente en fin que pretende conformarse

con lo que le toca en suerte, y hace de su capa

un sayo, y coloca, sobre la encimera,

un rayo de esperanza en forma de sopera.

También están los alucinados de toda índole,

románticos, pintureros, alabarderos, perros flacos,

gatos con pulgas hasta en los sobacos.

En lo último de la pirámide, se mueven y cocinan

los que ni les va ni les viene, el tema social,

sólo exigiendo a sus hijastros acomodados

buenas notas académicas y una profesión de lujo

y rentable, en Columbia University.

Entre ellos se mueven y reptan un amplio espectro

de personajes y personajillos que ni molestan ni alteran

el normal cometido de la sociedad; sean delincuentes

o administrativos de poca monta, se guardan sus calderos

imaginando que no están presos, como los demás.

Alfabetos silogísticos de un número indeterminado

de apasionados y faranduleros, se les recuerda sobre todo

por sus amplias ansías de colaborar sin realmente hacerlo

con las colectas y basureros de su sociedad.

 

 

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