De senos turgentes
la mirada de fuego,
las piernas de ensueño
y los labios carnosos.
A senos que acarician
anhelantes, tibios,
delicados, tiernos
sonrojados en el tiempo.
A la mirada serena
embajadora de paz
sostén del sosiego,
pedestal de la confianza.
De alas de colibrí
en incesante vuelo,
la pasión que abrasa
y flores que no marchitan.
A piernas de lerdo andar
aún de paso seguro,
visan refugio a las ansias
de los momentos supremos.
La boca es la rosa suave
de pétalos candorosos
con su aroma primigenia
y su color eterno.
Solo los años cambian,
el amor te pega en seco,
la pasión no prescribe,
no desfallece, se eterniza.