Y te llamé sol y tú a mi luna
por nuestra pasión a los astros
en toda su extensión,
apagamos cometas
y encendíamos luceros con nuestro amor,
las que tantas noches nos regalaba el cielo
cuando con derroche
derramaba estrellas sobre los dos,
en esas madrugadas de invierno
titilaban hermosas llenas de luz y color,
paseándose trenzadas para arropar nuestra pasión
toda una galaxia fosforescente hacía temblar
nuestros cuerpos hasta el alba
cuando ya desaparecían
y con nostalgia las decíamos adiós,
el día pasaba lento esperando la noche
para ver a la luna en nuestro aposento,
y conjugarnos todos juntos
cometas estrellas y sol...
Viviendo una experiencia única
que nos trasportaba al más allá
entre una locura permanente
sin saber si era fantasía, o solo una ilusión
de ese cielo clarividente...
Elena ©