No me cierres el paso, dame un abrazo
no me mires con miedo e incomprensión,
yo no soy tu enemigo, yo soy tu hermano,
no me importa tu raza ni religión
que el color de tu sangre es el de mi sangre
que a los dos nos da vida la luz del sol
que tu madre y mi madre nos alumbraron
con el mismo desgarro y el mismo amor.
Es tu tierra y mi tierra la misma tierra,
en el fondo, tenemos el mismo Dios,
sus banderas son vendas para cegarnos
para que nos odiemos sin compasión
y que no defendamos nuestros derechos,
para hacernos esclavos de una ficción
que es un trazo en el mapa con sangre y fuego
un vivero de odios miedo y rencor,
unos puntos y rayas en nuestras almas,
la corona de espinas del corazón,
una cárcel inmensa en que las fronteras
son trincheras que entierran nuestra razón
mientras ellos explotan a nuestros hijos
y los hacen lacayos de su ambición,
que tu lengua y mi lengua fueron creadas
para comunicarnos, para besar
pero no para odiarnos, para insultarnos
ni sembrar de cizañas el corazón.
No me cierres el paso, dame un abrazo
que el futuro no existe si no hay amor.