Alexandra L

Solos

 

Es el amor que fue creciendo
ya no cabe en el pecho,
ese que juramos  al principio
cuando el mundo desapareció
ante nosotros.

Nos quedamos solos, sorprendidos
ante el apocalipsis,
donde por un milagro renacimos los dos
y encendiste la llama de mis labios
hasta entonces dormidos, en calma.

Me convertí en herida en tu costado
fui  un nuevo ser tan libre como nunca
allí sobre la palma de la mano,
definitivamente tuyo, unido a ti,
puede que para siempre, quien sabe.

Guarda  silencio tu corazón, negando
a si mismo lo que implora, dura batalla
siento en tus palabras, en tu silencio,
en la pausa al hablar, es susurro tu voz,
cuando dices mi alma, mi amada.

Todos los zumos donde nace la vida,
dejando nuestros cuerpos ardientes,
viajo en tu sangre, tu mi dolor, rostro amado
ansia que recorre la piel
alfa y omega, luz y sombra siempre en mí.

Irrevocable amor  como jure, como juramos
ese día antes del apocalipsis,
sentir con vida propia, delirio que viene y va
que no reconoce distancia o tiempo
asi, nuevamente, nuevamente.