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Perdidos los sabores amargos en la boca,
vuelve hasta a mí gustosa, la luz que ayer perdiera;
perfumadas mañanas se encuentran a la espera
de poder alumbrar aquello que pertoca.
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Con esa nueva gracia que llega, y que no es poca,
la ilusión lentamente destruye la barrera
que la tuvo en su día cautiva y prisionera ,
llenando de alborozo lo que al parecer toca.
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Pasada ya la pena, regresa la alegría
y esa alegría aleja, cualquier tristeza aguda,
de algún recuerdo ingrato, preñado de agonía.
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De nuevo la esperanza promete dar ayuda,
viene con el consuelo que en su interior tenía,
y con algún pasado que vuelve y me saluda.
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Fotografía y poema : Ramón Bonachí.