Solos llegamos y solos nos vamos, una frase que nos coge a ratos, en horas, en minutos con caricias y jalada de cabellos ¿y los besos?, con furia penetra nuestro cerebelo y nos produce convulsiones y si lo hace con ternura nos enamora ¿para qué soportar los dos lados cuando se pueden combinar? Somos presos del deseo y unos cuantos pesos que nos permita comprar refrescos y una pizza de tres quesos, ¡yo quiero colesterol y conquistar el sol sin alcohol hasta diciembre! Creo que es momento de comer frutas, lentejas y ser cinico aunque eyacule afuera.