La marejada
aumenta los rumores
de las resacas.
Olas gigantes
que llegan enlazadas
y encadenadas.
Han escapado
del corazón, enorme,
de algún océano.
Vienen con ellas
los sueños y los cuentos
de tantos hombres.
Que fueron niños,
un día, no hace tanto
y que recuerdan.
Hoy, con las olas,
regresa la nostalgia
de tantos días.
Pero las manos
curtidas de los hombres
ya no vacilan.
Antes temblaban,
quizás porque buscaban
vivir su infancia.
Hoy, otras manos,
sostienen a las suyas,
mirando al mar.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/12/21