De los perecibles días donde enfrascada ha de estar sonriente mi felicidad con ironía se viste mi prosa en tela de seda y epitafios de oros para quien se atreva a recitarlas
Tan reluciente deambula por tramos respondiendo mis llamados.
Con ojos de astros y reflejo a glaciares.
Aun la veo a lo lejos hablando con pausas
Entre susurros desvanezco los quejidos
murmurando a tempestades
Siendo arrasado a cada paso por la corriente del aire.
De sonrisas invertidas y llantos abatidos
Se despide entre auras
Hacia la luna despilfarradora de efímeros recuerdos.
sin hablar con su voz resquebrajada
y sin su ironía en cada común rima.