Quisiera transmitir mis condolencias por el fallecimiento del padre de un compañero del arte no es delito. Desde hace mucho tiempo lucha contra todo tipo de prisiones, ha heredado unos ideales guiados hacia una sociedad más justa, solidaria y humana. Desde la lucha social nuestro más sincero pésame. Su dolor ha llegado hasta mis huesos que han escrito estas palabras.
I.
Hoy tu corazón libre, compañero;
siente un vacío en tu casa.
El día es frío,
las lágrimas son cálidas,
la luz del sol duele.
El sentimiento de dolor por una pérdida,
es el laurel de los difuntos.
Quisiera que tu padre, este donde este, me escuchara.
Yo tengo un padre que puede estar feliz.
Un hombre difícil.
Abría la puerta al entrar a casa, y encendía la televisión.
Satisfecho de sí mismo y su familia.
Fue el primero que me hizo levantar la mano contra la autoridad.
Y el primero que puso mi corazón en una prisión.
Ahora todo está deshecho entre nosotros, y ni la muerte lo unirá.
Todos nuestros días de vida, incluso los de primavera,
han sido invernales y duros para nosotros.
Tan duros como el sonido de un ataúd golpeando la tierra,
porque hicimos de nuestros corazones una prisión.
Quisiera hoy en el nombre del padre y el mío.
Poder llorar contigo compañero,
lo que no podremos llorar por nosotros mismos,
hondamente sepultados en nuestro corazones.
No ha germinado en esta oscuridad una vida generosa.
Dichoso quien no tuvo un hogar tan triste como el infierno,
Ni una herencia de la soledad hasta la sepultura.
Ángel Blasco.