ENRIQUE HORNA
“La Gaviota y la Playa”
Hace algunas tardes caminaba por “Culburra Beach”, una playa ubicada al sur de Sydney, aproximadamente a 211 kilómetros de mi domicilio, tuve la fortuna de encontrarme con una hermosa gaviota, delicada e inquieta; tal vez esperando el momento oportuno para alzar vuelo e ir en busca de esa libertad que está en el horizonte y no en las fronteras. Esa libertad que es la búsqueda constante de un estado esencialmente espiritual que a veces no sabemos encontrar en las cosas simples y bellas que brinda la existencia.
Hay seres de la creación que obedecen a sus propias normas, que ven donde otros no pueden ver, adivinan e intuyen un mundo invisible que es cercanía en su propio gozo de experimentar la inmensidad y se ponen a volar en búsqueda de esa perfección del ser.
Vino a mi memoria ese maravilloso libro: “Juan Salvador Gaviota” del autor norteamericano: Richard Bach, quien escribiera esta admirable fabula cuyo mensaje universal e intemporal ha conmovido a millones de lectores.
Como lo señalara “Juan salvador Gaviota” podemos rebelarnos ante nuestra propia ignorancia y empezar a volar, comenzar a descubrirnos como seres dotados con inteligencia y habilidades que nos hacen capaces de buscar la perfección no únicamente en las actividades que realizamos sino también en encontrarle un sentido elevado a nuestra existencia.
Cada día es valioso para seguir aprendiendo del misterio que encierra la vida, para intentar descubrir y entender su mensaje, donde no debe haber cabida para el miedo, la ira, la envidia, la desidia y el aburrimiento. Hay un cielo pacifico y solitario en cada uno de nosotros, un resplandor manso y afectuoso que vamos experimentando cuando empezamos a “volar” libres de ataduras y temores.
El espíritu se debe nutrir de nuevos pensamientos, nuevas preguntas, nuevos desafíos, para hallar esa luz omnipotente que reafirma que somos seres de la creación, viajeros de la existencia y artesanos de la perfección.
El llamado cielo no es un lugar, un número, una hora, un cuerpo. No es volar más rápido que la luz, porque en si sería una limitante a nuestra libertad de buscar la excelencia y esta no tiene límites.
Nuestra naturaleza humana debería estar en armonía y en comunión con esa obra no registrada en la infinidad del espacio y su momento. La fe no es suficiente, es también necesario el esfuerzo desde el amanecer hasta el anochecer porque hay que intentarlo siempre a pesar de los pesares, angustias y fracasos que deben ser asumidos como enseñanzas que nos brinda el camino.
Aunque la gaviota es un ave con una estructura que le permite volar, esta facultad en los humanos deber ser entendida como un acto de perseverancia, fuerza espiritual, valentía e independencia para ser libres en pensamientos estimulando a que nuestros hechos crezcan.
Como escribiera alguna vez ese gran escritor Albert Camus, no busquemos ser compadecidos, dejemos de sentirnos culpables y esforcémonos por limpiarnos a nosotros mismos.
Si tenemos que lidiar en un mundo sin libertad o con restricciones de la misma, la única manera de sentirnos libres es que nuestra propia existencia sea un acto de rebelión.
Hay muchas personas que se van muriendo en vida porque dictaminan que no vale la pena vivirla, en cambio otros mueren por sus ideas e ilusiones que les brindan una razón de vivir y por la cual morir, entonces como mi admirada gaviota la vida es la más urgente y preciada de las interrogantes.
Culburra Beach (Nueva Gales del Sur - Australia)
Referencias
• “Juan Salvador Gaviota” – Autor : Richard Bach
• “El sentido de la vida” – Autor : Albert Camus
• Poema: “ Piu Avanti” – Autor: Pedro Bonifacio Palacios ( “Alma Fuerte”)
• Poema: “Si piensas que estas vencido” – Autor: Dr. Christian Barnard