Ben-.

Yo era...-.

Mirad: yo era,

tras esas puertas famélicas,

durante el aullido del lobo,

un cuerpo de bujías ascendentes.

Mirad, miradme,

advertir la necesidad de la risa,

entre métodos cosméticos, con

hábitos de insomnio.

Y en los excrementos de paloma,

lejos del huracán harapiento, sucederse

el aliento del águila, su siniestra redención.

Mirad: mirad aquel que ornamentaba

las capas del suicidio, con un vértigo de azucenas,

y un rosal de estanterías y torsos descoyuntados.

Tras esos jacintos herméticos, inclinad la cabeza:

aquí, una vez, hubo alguien. ©