Salvador de la Vega

Poema antiguo

Bella dama

vuelva la cara a mí,

en miradas

centelleos de plata

aún lágrimas.

 

Rompa los cerrojos

a los portales del atrevimiento

eléveme

con caricias etéreas.

 

El corazón de la inocencia 

sangra

herido por la flecha

de la experiencia.

 

Para quien ha ido errante

en el desierto

basta hallar consuelo

en la penumbra y en la brisa.

 

Basta amarle de lejos

para entonar

mi poema antiguo.