Son sueños lejos del aire,
del claroscuro…
Son sueños siempre inconclusos
de desatado engranaje, donde
el eco de los gritos del diablo
se come a mordiscos mis deseos.
Un sudor atraviesa el malentendido
de cada noche, pero no por el esfuerzo
sino por el miedo, al ver
cómo el diablo no deja de intentar,
cada noche,
atraparme en su eterna vigilia.